viernes, 31 de enero de 2014

Cuando la imparcialidad pasó de moda

El 29 nuestra selección disputó uno de los miles de partidos que juega al año en Estados Unidos. El juego en si fue intrascendente, el TRI le gana a Corea del Sur por 4 goles, sin despeinarse, pero sin poder olvidar que Corea también presentó un equipo muy alternativo y que su técnico también estaba ensayando posibles combinaciones de suplentes y reserva, nada para volverse locos.

Lo que me termina molestando es imaginar lo difícil que va a ser seguir al tricolor por la TV el próximo mundial: las ofertas de la TV abierta son simplemente asquerosas. Duelen los oidos escuchar tanta parcialidad y favoritismo, y francamente a mi me provoca nauseas ver cómo los narradores se han convertido en bufones y personajes que se creen más importantes que el propio juego. No solo es el mentado "estilo" de Christian Martinoli, esa manera de narrar puede gustar o no: las frases prefabricadas, los comentarios y hasta los chistes son parte del estilo; lo malo es cuando en lugar de dedicarse a narrar lo que está sucediendo se ponen a hablar de preferencias personales, a insultar a determinados jugadores, a favorecer a otros y a comentar cosas que para el espectador no van ni vienen. Cuando el narrador deja descaradamente la imparcialidad y empieza a imprimir en pantalla sus gustos particulares.

Todos podremos estar de acuerdo en que Oribe Peralta es un buen jugador y que es muy probable que asista al mundial, estamos de acuerdo en eso y que bueno que haya delanteros con buena racha siendo que en otros tiempos, México ha sufrido por tipos que puedan anotar. Pero de eso a tener que escuchar durante 90 minutos elogios al mencionado delantero, ¿de verdad es necesario?, porque para empezar, Peralta no es ningún superdotado. Está en una buena racha y ha metido algunos goles, pero hasta donde recuerdo, fueron goles contra Panamá, Nueva Zelanda y la selección C de Corea del Sur. No me van a salir con que sólo los cracks hacen eso, porque entonces démosle el balón de oro a Alan Pulido que metió 3 goles en el mismo partido. 

Y el problema no es con Oribe, sino con su porrista, el mismo que hace 4 años de deshacía en estos mismos elogios para Javier Hernández. ¿Con que justificación se mete Martinoli con otros jugadores? ¿porque la afición le sigue la corriente en ese estúpido juego? Nadamás pónganse a pensar que va a suceder si a Peralta le toca una lesión como la de Falcao, de hecho estuvo lesionado todo el primer semestre del 2013, ¿no se necesita a nadie más que a él? Desde ningún punto de vista esa campaña de promoción personal en favor de ciertos jugadores se justifica, y lejos de eso, hace insoportables y fastidiosas las transmisiones. Entiendo que Martinoli esté enamorado de Peralta, pero no necesito escucharlo cada 10 segundos. Tampoco me interesa saber su opinión sobre ciertos futbolistas y menos si se trata de burlas y menosprecio. No digo que tenga que alabar a nadie ni guardarse críticas, pero tampoco me parece profesional de su parte estar metiendose a nivel personal con gente que ni siquiera está involucrada en el partido en cuestión. Si a él no le cae bien Giovani dos Santos está bien, no tiene porque quererlo, pero me parece de muy mal gusto que aproveche sus 5 minutos en TV nacional para lanzarse contra el futbolista, ¿cuál es la frustración del narrador en contra del delantero del Villarreal?, si quiere hacer una crítica, hay momentos y espacios, pero si estamos viendo un partido no necesitamos opiniones personales sobre alguien que ni siquiera está en la cancha.

Lo peor es que Televisa se ha querido inventar un "mini-me" de Martinoli para hacerle la competencia a TV Azteca. Y el único bufón que encontraron fue un tipo que se hace llamar Raoul Ortiz, quién ya se aventó esta joyita (saludo a elber-galarga). Si Martinoli es parcial, el improvisado de Televisa es todavía peor. Sacado de no se donde y con una nula experiencia, ya se convirtió en el mimado de Televisa. La empresa en su afán de quitarle el rating a Azteca ha pasado por encima la experiencia de otros narradores y lanzaron al susodicho Ortiz como la nueva voz de referencia luego de que Enrique Bermudez pareciera obsoleto y lo mandaran a Univisión. El problema es que a este Ortiz no le enseñaron a ahorrarse sus gustos personales a la hora de narrar, y cuando está comentando un partido empieza a hablar sobre lo que él cree y no sobre lo que está sucediendo. Ya hizo el ridículo hace un par de semanas cuando insistia en que era penal una jugada sobre Raúl Jimenez, cuando la cámara y la tecnología TD mostraban el infame clavado del delantero azulcrema. ¿Que nos importa si Ortiz es americanista? ¿Que gana pretendiendo no ver la jugada si las cámaras la muestran una y otra vez? Ni siquiera puede argumentar que Televisa le de "línea editorial", porque de ser así no lo exhibirían mandando 50 veces las repeticiones de las jugadas que él no quiere "entender". ¿Que necesidad de quedar como un tonto? O que se ponga a hablar del América en los juegos de la selección. Que un equipo tenga muchos de sus jugadores en la selección no es nuevo ni increíble, ya sucedió en el pasado y puede volver a suceder en el futuro. Lo entiendo de un aficionado, pero no de alguien que se supone, es un profesional y que narra para una empresa tan grande como Televisa.

Lo triste, insisto, es que no es cosa de estos 2. Son bufones y como tales, hacen lo necesario para entretener a la afición. Los villamelones que no comprenden el juego piensan que está bien preferir a un jugador y desearle el mal a otro (como si las lesiones y bajas de juego no fueran constantes en el futbol profesional). El problema es la mala calidad que nos ofrece la TV, que cada día parece ser peor. Ahora resulta que se fomenta la parcialidad y se permite al narrador apoyar y destruir a quién él quiera, y más grave aún, que eso le encanta al aficionado. Pensé que ya no estabamos en los 80's, y que la generación que tanto se queja de Televisa y su nula objetividad estaba buscando opciones mejores. Tal parece que lo único que buscaban era a alguien exáctamente igual pero que criticara a otros. Me pregunto que tan "amado" sería Oribe Peralta si su cabello fuera rubio y si Martinoli trabajara en Televisa.

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