martes, 13 de noviembre de 2012

La Silla del Águila, de Carlos Fuentes

Luego de que Peña Nieto confundiera al autor de este gran libro, diciendo que lo escribió Enrique Krauze y no Carlos Fuentes, resulta que me interesó leerlo, si Peña dice que le gustó, bueno pues le voy a creer, aunque no sepa quien lo escribió, la realidad es que es un libro estupendo.

Primero diré que se trata de un libro del género epistolar. Ambientado en el año 2020, las telecomunicaciones en México sufren una interrupción debido a un altercado de opiniones que México tiene con los gringos, y estos respondieron deshabilitando sus satélites dejando al país sin teléfono, fax, email, internet, Televisión... nada. Es por eso que los mexicanos deben ahora recurrir a las palomas mensajeras y al tradicional y olvidado correo para comunicarse...

Así empieza este libro, que trata, en resumen, de las intrigas al rededor de las posiciones de poder, específicamente de la presidencia de la república. Operadores políticos que trabajan en las sombras, funcionarios públicos que saben que en México es necesario decidir por lo menos malo en la mayoría de las ocasiones, algunos otros ambiciosos al máximo, muchos corruptos o cómplices de la corrupción, y todos con un objetivo particular: llegar, o hacer llegar al poder presidencial.

A lo largo de sus páginas nos encontramos con una serie de cartas y mensajes personales, que al mismo tiempo describen la situación actual del país (en la trama), y por otro lado reflejan las personalidades e inquietudes de una gran cantidad de personajes, cada uno con sus objetivos, sus fidelidades y traiciones. Maria del Rosario Galván, operadora política de gran influencia en México, le promete a su joven y atractivo amante Nicolás Valdivia, que será presidente de México... ¿pero, realmente querrá eso la inteligente dama?

Lo que me gustó del libro: La gran variedad de personajes. Al tratarse de un tema como la sucesión presidencial, es evidente que hacen falta una gran cantidad de protagonistas, muchos quieren el poder. Sería incoherente manejar un tema así con pocos personajes. Y también están interrelacionados, cada personaje responde a los cambios en el entorno ocasionados por los movimientos del poder de los otros "competidores".
La gran cantidad de intrigas. No sabes del lado de quien está la verdad. Los personajes son algo estereotipados, pero no son tan acartonados o lineales gracias a que cada uno tiene sus propios intereses ocultos. Los juegos de falsas lealtades, intrigas al mayoreo y el hecho de que cada quien jala agua a su molino le da a la trama muchos giros interesantes, que no confunden ni pierden al lector. Es una trama sorpresiva sin llegar a ser enredada o muy compleja.
Buen manejo de personalidades. Insisto en que quizá hay algo de estereotipos en los personajes, pero el autor logra imprimir en cada uno una personalidad, de tal forma que cada personaje se vuelve importante y distintivo.
La crudeza con la que expone la realidad. Muchos sabemos la porquería en la que se ha convertido la política mexicana. Saciar ambiciones personales, satisfacer un sin fin de caprichos personales, personajes que creen que manipulan la realidad a su antojo, contando con un ejército de lambiscones, muchas de las cosas bastante turbias de la política nacional retratadas en esta obra. Carlos Fuentes contó la verdad con mentiras.

Lo que no me gustó del libro. 
Exagerada filosofía barata. Si, el autor hace alarde de cultura general, cita varios pasajes famosos de grandes libros. Pero los personajes exageran haciendo citas a autores reconocidos, o filosofando sobre situaciones que no vienen al caso con el tema que tratan de comunicar (recordando que el libro se compone de cartas entre los personajes). Se justifica por el tipo de texto, no resulta raro que en una carta de pronto pudieras hacer una cita o mencionar a un autor, quizá hasta desvariar un poco a la hora de escribir, pero no dejas de recordar que es una obra de ficción y que tantos personajes a lo largo de la obra desvarien y se pongan en plan filosófico para escribir una carta resulta tedioso y aburrido, y más cuando el mensaje que pretendían enviar es corto, esto te obliga a recordar que todo está escrito por una misma persona y no por personas diferentes, como se supone que propone la obra. Hay varias cartas, demasiadas a mi gusto con este estilo con largos párrafos que no le aportan nada a la obra salvo presumir la cultura que poseía el autor.
Poca descripción de varios personajes. Los personajes principales son descritos un poco. Los otros, no sabemos de donde vienen y de algunos, a donde van tampoco. No revelaré que pasa con algunos, pero con otros no sabemos donde empezaron y donde terminaron. No lo considero un problema importante aunque si para mencionarlo.
Mucha opinión personal del autor. Se entiende que era su obra y que uno puede opinar lo que le venga en gana. Nadie critica ese derecho que Carlos Fuentes poseía. El asunto es que cuando pretendes crear una obra de ficción, no puedes imprimir tanto tus opiniones en TODOS los personajes. Esa es la clave. Cuando uno o dos personajes comparten la visión del autor, es estupendo, algunos otros serán la opinión contraria. Pero siento que el autor le imprime su opinión política a todos los personajes y no deja que algunos otros defiendan otras posturas. Eso le quita riqueza a la variedad de los personajes, ¿todos piensan igual?
Y ya por último podemos mencionar las desventajas del género. No existe el intercambio de diálogos, tampoco una gran narrativa sobre lo que está sucediendo, es más bien un libro de intercambios de puntos de vista, sentimientos, ideas y opiniones, algo sesgado, insisto, por las opiniones tan personales del autor.

Me parece al final que la elección del estilo resultó muy adecuada, porque permite comprender mucho mejor los cambios de actitudes, y aunque no puedas conocer por completo al personaje, si puedes conocer su manera de pensar en un momento determinado y sus razones que justifiquen una manera de actuar.

Los aspectos positivos pesan mucho más que los negativos, pues sinceramente lo que no me gustó no es mas que un estilo que, personalmente, no disfruté por completo, pero no deja de ser un gran libro, al igual que Peña Nieto, no dudo en recomendar.

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