El viernes 18 de Octubre asesinaron a Rafael Arellano Felix, ex Líder del cártel de Tijuana, en Los Cabos Baja California mientras daba una fiesta. Arellano se hacía pasar por Mauro Vazquez, un supuesto productor musical; aunque evidentemente esto para motivos superficiales, debido a que su rostro ha sido publicado en listas de más buscados por el gobierno federal durante años. Tristemente la noticia no resulta novedosa, dia con día escuchamos o leemos que grupos armados ejecutan atentados contra personas en reuniones sociales, aparentemente contra empresarios regionales radicados en estados como Tamaulipas, Sinaloa, Durango, Chihuahua o Michoacán, que en realidad se tratan de personas vinculadas al tráfico de drogas directamente o indirectamente a través de redes de lavado de dinero. Los capos por obvias razones están expuestos a agresiones por grupos rivales o incluso traiciones de sus mismos colaboradores que buscan obtener el poder. La violencia en México, desgraciadamente, ya no sorprende a nadie.
Lo que me llamó la atención de la noticia en cuestión fue esta foto:
En ella, el exfutbolista Jared Borgetti, uno de los máximos anotadores en la historia del futbol mexicano y anotador histórico de la Selección mexicana, aparece al lado del mayor de los Arellano, quien fué asesinado.
Y no se trata obviamente del único famoso "quemado" que asistió a la mencionada fiesta, políticos, empresarios y artistas estaban ahí tambien. No es tampoco un hecho extravagante, es el México nuestro de cada día.
No me interesa satanizar a Borgetti. Creo firmemente que un "famoso" no tiene porque ser un rol a seguir, si idolatras a alguien porque patea un balón el que se equivoca eres tú, hay miles de personas mucho mejores para reconocer, e idolatrar es una reverenda estupidez en mi humilde opinión.
Lo que me da desesperanza es el nivel de descomposición social que presenta mi país. Que el narcotráfico sea visto como algo natural, incluso como modelo aspiracional. Que incluso personas capaces, como Borgetti, de salir adelante por sus propios medios tengan también tanto aprecio por estas personas. Lo entiendo de aquellos sin educación y sin oportunidades, la promesa de dinero fácil que ofrece el narco como forma de vida es una tentación irresistible para el que no posee nada, ni nada que ganar ni nada que perder. Pero para uno de los mejores delanteros del futbol profesional en México, hacerse de este tipo de amigos me habla de lo grave de la situación social, de que nadie quiere cambiar el status quo, que el poder que ostenta esta gente es más grande que las instituciones, que los métodos de trabajo. Ya no es que los dejamos hacer porque no los podemos combatir; ahora es que también queremos ser como ellos, parte de sus círculos.
Seguramente todos los mencionados no tardarán en argumentar que no conocían la verdadera vocación del señor Vazquez, alter-ego del Sr. Arellano Felix. Y probablemente les creamos, igual es posible que no supieran. Pero honestamente me da tristeza ver que incluso aquel que puede salir adelante por sus propios medios, que podría poner el ejemplo de que respetar las instituciones sirve de algo, incluso esa gente busque rodearse de este tipo de padrinos. Ya no hay ni para donde voltear.
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